La primera mitad del siglo XIII fue el tiempo de las mujeres y de las catedrales, una época de cuto a la poesía, al amor y a la inteligencia. Su manifestación artística más sublime fue la cátedra gótica, donde se fusionaron de manera sublime la belleza estilística, el orgullo ciudadano y la espiritualidad cristiana. Pero este tiempo fue también una época de persecuciones religiosas que obligaron a la clandestinidad y al silencio a personajes como la protagonista de El número de Dios, Teresa Rendol. Hija de un maestro pintor cátaro y pintora ella misma desde muy joven, su azarosa vida la llevó a ser testigo privilegiado de la construcción de las catedrales de Burgos y León, y a entrar en contacto con uno de los secretos mejor guardados, transmitidos de generación en generación entre el gremio de arquitectos, “el número de Dios”, el secreto sobre el que se sustentó la construcción de las catedrales en el nuevo estilo importado de Francia.
|